Una vez recibimos la noticia de extensión del tiempo de aislamiento preventivo obligatorio, tuvimos varias reacciones: por una parte, el alivio por la mitigación del riesgo de contagio de gran parte de la población y, por otro lado, la inevitable angustia por los pronósticos financieros, especialmente los personales que, aunque tratemos de ser positivos pensando que todo pasará – y así será- hay cuentas y necesidades que no dan espera. Además, no se puede negar que la recuperación de la economía puede ser compleja y demorada, en tanto que, no volveremos a lo que conocíamos como normalidad en mucho tiempo. Es por esto que, el manejo inteligente de las finanzas personales en esta crisis es fundamental para evitar caer en episodios de estrés y ansiedad por razones económicas y en este blog, compartiremos algunos consejos efectivos para afrontar esta situación.
1. Aunque las denominadas “compras de pánico” pueden generar cierta tranquilidad, no es lo más recomendable. Sobre todo, porque para hacer grandes mercados, se puede caer en el error de utilizar todo el cupo en tarjetas de crédito, o empezar a disminuir considerablemente los ahorros para comprar cosas que no son enteramente fundamentales, o al menos no en gran cantidad. Por tanto, hay que evitar a toda costa ser víctima del pánico para no desocupar las estanterías de papel higiénico, embutidos, licores, alcohol y jabón en los supermercados. De esta manera, habrá menos riesgo de exceder la capacidad de pago y permitiremos que los demás habitantes puedan surtirse de estos elementos.
2. Destinar un presupuesto de emergencia. En este momento de la crisis, debes tener una idea de cuánto has gastado en alimentación, útiles de aseo, servicios públicos (aun cuando el pago de algunos haya sido congelado por el gobierno) y de telefonía. Entonces, necesitas definir el monto de la cantidad de dinero que necesitarás para sufragar esos gastos durante lo que queda de confinamiento obligatorio y/o en caso de que pueda ser extendido nuevamente. Ahora bien, hay que ir más allá y plantear un panorama negativo, estimando este presupuesto para un periodo mayor a tres meses, mientras se define el ritmo en el que se retomarán las actividades económicas.
3. Ahorrar. Es necesario estimar cuánto te estás ahorrando en transportes o gasolina, almuerzos fuera de casa, e incluso en las idas al salón de belleza o barbería y salidas sociales los fines de semana. Este ahorro debe contribuir al presupuesto de emergencia, o, si este ya está cubierto, a un fondo para amortizar deudas que puedan adquirirse más adelante, como el incremento de los servicios públicos, ya que, el consumo que realices durante los meses en que está congelado el pago, será diferido a varias cuotas. Lo mismo sucederá con los pagos de las obligaciones bancarias adquiridas antes de la emergencia sanitaria.
4. Cumplir con las obligaciones. A menos de que sea estrictamente necesario, nuestra recomendación es que no se aplace el pago de obligaciones financieras que, como establecimos en el apartado anterior, han sido congeladas, pero no perdonadas. Entonces, en la medida de tus posibilidades no aplaces el pago de cuotas para evitar sobrecargos en el futuro. Un crédito a mayor plazo, implica el pago de más intereses.
5. Olvidar el uso de las tarjetas de crédito. Si debes recurrir al uso del cupo en tarjetas de crédito, que sea para la adquisición de bienes de primera necesidad y no para artículos de lujo o bienes importados que no constituyan una emergencia.
6. Invertir. Si tienes la fortuna de contar con excedentes económicos, estudia diversas posibilidades de invertir en proyectos, emprendimientos y hasta en acciones en la bolsa. En la historia de las crisis siempre surgen nuevas oportunidades, así que, si entiendes el tiempo como un activo económico y lo utilizas para estudiar y aprender sobre lo que estará en la vanguardia en el futuro, podrías ser de los que contribuyan a la recuperación de la economía.
7. Solidaridad. De una u otra forma, a todos nos corresponde tomar medidas para superar la crisis. Y, si en nuestras manos está apoyar emprendimientos de vecinos y amigos, colaborar con el mejoramiento de la calidad de vida de personas ampliamente afectadas por la crisis y, en términos generales, contribuir al bienestar económico de todos, seguramente los efectos adversos serán superados rápidamente y habrá una pronta reactivación de la economía.
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